Generación Beat: también había mujeres

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Corren los años 50 y un grupo de jóvenes se lanzan despreocupados a la carretera, esperando encontrar el edén al final del camino, sin un rumbo demasiado definido, pero con convicciones aparentemente sólidas. Les atrae el alcohol, las drogas, el sexo y la literatura: escribir y divagar entre letras y palabras que, juntas, adquieren un prodigioso significado que traspasan las fronteras que ellos recorrían en sus viejas furgonetas.

Si bien estas fronteras no las establecían entre países, colores u orientaciones, sí que las trazaron entre géneros. Hubo escritoras que fueron relegadas al trabajo doméstico y a la procreación, aunque desde unas trincheras mucho menos visibles pero más reales, también quisieron (y lo hicieron, pese a las consecuencias) experimentar esa misma sensación antisistema que vivieron sus coetáneos hombres.

Autores de la generación beat
Autores de la generación Beat

Despentes afirmaba años después que “es un contrasentido que la sociedad denuncie con virulencia las injusticias sociales y radicales pero se muestre comprensiva e indulgente cuando se trata de dominación machista”. Al revisar esta contundente crítica, es inevitable pensar que, de alguna manera, bien podía estar refiriéndose a los poetas de esta generación, que aunque luchaban con fervor por las desigualdades y el sometimiento del hombre, se olvidaron por completo de luchar también por el de la mujer.

Se pueden mencionar nombres como: Carolyn Cassady, pareja de Neal, Dean Moriarty en On the Road de Kerouac, que publicó una autobiografía titulada Off the road, Hettie Jones , mujer de LeRoi Jones, que escribió How I became Hettie Jones después de que su marido se cambiara de nombre para convertirse en líder de los Black Panther y se separase de ella argumentando que no le convenía el matrimonio con una mujer blanca, Elise Cowen -primera amante de Allen Ginsberg cuyos escritos fueron quemados por ser considerados inmorales por su familia después de que se suicidara- o Joan Vollmer, segunda mujer de Burroughs que murió de un disparo de su esposo cuando ambos jugaban a Guillermo Tell en México.

 

Estas mujeres eran consideradas como un simple +1. No comprendían que también quisieran viajar y escribir o tener unas experiencias parejas a las que ellos  como artistas experimentaban al lanzarse a la carretera. Sus tareas eran “simples”: cocinar, tener hijos y cuidar de sus maridos y sus amigos. Gary Sinder decía sentirse “desconcertado frente a las mujeres que escribían”. Aunque podía comprender la psicología de los poetas hombres, desconocía lo que ocurría en la psique de las poetas mujeres. No obstante, el hecho de que no fueran tenidas en cuenta, no significa que estas mujeres no llegasen a producir ningún texto de calidad equiparable al de esos maridos que las infravaloraban y las relegaban a un segundo, si no tercer plano.

En Beat attitude: Antología de mujeres poetas de la generación Beat (Bartebly, 2015), Annalisa Marí Pegrum selecciona a diez escritoras de la generación: Elise Cowen, Joanne Kyger, Lenore Kandel, Diane Di Prima, Denise Levertov, Ruth Weiss, Janine Pommy Vega, Hettie Jones, Anne Waldman y Mary Norbert Körte. Y reúne en un libro un conjunto de poemas que pueden dar parte de que las mujeres de la Generación Beat, si bien no tuvieron demasiada voz en los años 50 y 60, sí la tienen en la actualidad.

 

Observo la grieta del mundo
Mi cuerpo lo piensa, observa la gigantesca grieta del mundo Mi cuerpo lo hace para que yo vea
La sangre fluye a través de la grieta del mundo
Cuerpo. envía tu ríos hasta la luna
Cuerpo retuérceme hasta la fuente de la luna
Me hace girar bajo la ola
Construye la estructura para crear un bebé y luego
lo derriba de nuevo
La arquitectura del cuerpo-útero me persigue
Siempre hay alguien que observa el flujo ancestral
Mi mente se retuerce
El óvulo no ha sido fertilizado
Observo la grieta del mundo
Los pensamientos se entrecruzan en mi cuerpo
Él no debe reprimirme
Debo seguir sola esta noche
Que ningún hombre me toque
Hay una herida en mí, esta noche veo la herida el mundo Me mantiene entera, pero ahora me divide
Afuera sobre la tierra, para sangrar
Afuera sobre la calle, para sangrar
Sobre la nieve, sangre
Esto es una canción de América del Sur
Huele a adelfa

En 1994, preguntaron a Gregory Corso acerca de si hubo algún nombre femenino entre los integrantes de la Generación Beat, a lo que ella respondió: “”Hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, sus familias las encerraron en manicomios, se las sometía a tratamiento por electroshock. En los años 50, si eras hombre, podías ser un rebelde, pero si eras mujer, tu familia te encerraba. Hubo casos, yo las conocí. Algún día alguien escribirá sobre ellas”. Sesenta años después, ha llegado el momento.

 


 

Por Andrea Melgar